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El caso del pan, un rompecabezas sin armar

La situación que atraviesan con el pan, los pobladores de Manzanillo, en la provincia Granma, es crítica; no se diferencia en nada de lo que sucede en el resto del país. Es frecuente al ir a las panaderías -pongo como ejemplo la llamada “El Porvenir”, situada en Calixto García entre Luz Caballero y Plácido- escuchar satíricas palabras como: hoy no hay agua, falto el filudo eléctrico, el horno está roto, todo esto como justificante para informar que no habrá pan normado o que su producción estará en dependencia a la solución de las dificultades ya señaladas, aunque todos sabemos que lo que no hay es harina.

El gobierno dice que este pan, pequeño, redondeado, mal cocido, con un peso de 80 gramos y racionado a uno diario por persona esta subsidiado pues su costo es de 10 centavos; pero lo venden a 5. Hay que añadir que generalmente su calidad es pésima, generando constantes quejas de los consumidores.

Otra arista en este tema lo constituye el pan de precio diferenciado, recientemente fueron remodelados dos locales, uno llamado “El Pancon” y otro “El Palacio del pan” y ya existen insatisfacciones. En el primero debe de venderse pan con lascas de cerdo, jamón o queso, refrescos y dulces; pero hay usuarios que manifiestan en determinados horarios hay pocas ofertas en su tablilla, lentitud en el servicio y falta de profesionalidad en sus trabajadores.

Por otra parte, en “El Palacio del pan” se venden varios tipos de este producto entre ellos uno “saborizado” que al decir de algunos no sabe a nada, y otros plantean hay momentos donde falta un gran número de tipos de pan y no pueden realizar sus compras. Sin embargo, se venden grandes cantidades a los cuentapropistas que inciden en este desabastecimiento, como justificante la administración esgrime que los equipos con que cuentan no son nuevos, solo tienen un horno con dos gavetas y tomarán como medida ubicar a los cuentapropistas en otras panaderías para la realización de sus compras.

En relación a un tipo de pan azucarado -conocido como pan de gloria- que era vendido en la céntrica calle Martí y ahora es comercializado en un sitio alejado como lo es la Avenida del Malecón, les causa dificultades a las personas para adquirirlo.

El déficit actual de harina de trigo en el municipio, no solo repercute en las panaderías, también en las unidades gastronómicas, entre ellas en la croquetera “El Arlequín” que se ha visto obligada a vender sus croquetas sin el pan y la empresa ha tenido que sustituir la harina de trigo por la de maíz.

El problema del pan en Manzanillo, seguirá siendo tremendo dolor de cabeza y no tendrá una solución satisfactoria, aunque se llegue a comprar la harina, porque hay obstáculos difíciles de superar como: tecnologías anticuadas, poco combustible y reducido número de equipos automotores que impedirán lograr abastecimiento y calidad de tan necesario y demandado alimento como lo es el pan.

Manzanillo, 8 de enero de 2019

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