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Libres sin permiso

El explosivo coctel que conforma la sabiduría popular, la experiencia privada y el sentido del humor cubano aseguran todos los días, y desde hace muchos años, que el socialismo lleva en su programación genética el signo de que todo lo que toque funcione mal, se destruya, fracase o se desplome de alguna manera. Eso sí, dice la gente de la calle, en el único capítulo en el que es eficaz, impecable y riguroso es en el manejo de la represión.

Esa certeza, que pasa por cada tertulia y cada conversación de los hombres y mujeres de a pie y bicicleta china, es un reflejo de lo que sucede todos los días en aquella sociedad donde los grandes sectores sobreviven con imaginación, sacrificios, escasez y ayudas de familiares, mientras la nomenclatura se asegura la permanencia en el poder y el lujo con el ejercicio de un dispositivo perfecto de violencia que incluye cárceles, golpizas, allanamientos, mítines de repudio y otros elementos debidos a la creatividad de los esbirros tropicales.

Este domingo, como sucede desde hace más de 100 semanas, con precisión y disciplina, la policía arrestó a 55 Damas de Blanco que trataban de asistir a misa en diferentes puntos del país. Las cifras originales indican que fueron apresadas 20 mujeres en La Habana y otras tantas en Matanzas, 11 en Palma Soriano, tres en Bayamo y una en Guantánamo. Como suele suceder también, Berta Soler, la líder del grupo femenino, fue detenida por un operativo de la Seguridad del Estado.

El acoso generalizado es parte de la cotidianeidad en la Isla y afecta a los activistas de derechos humanos y a los comunicadores y artistas libres en todo el mapa del país, pero en los últimos tiempos la policía ha intensificado el uso de un recurso que tenían guardado discretamente en las mangas de sus uniformes verde olivo. Se trata de no permitirles que realicen viajes al extranjero.

Las principales víctimas de esa fórmula represiva han sido los periodistas independientes, una docena, al menos, ha recibido –ya con pie en la escalerilla del avión—el aviso de que no podría viajar.

A la corresponsal Yusimí Rodríguez López le impidieron ir a Colombia el pasado mes de julio y esta semana le negaron la posibilidad de asistir a una reunión en España. Llegué al aeropuerto y me dijeron simplemente que no podía salir, dijo Rodríguez. “He tratado de averiguar por qué y por cuánto tiempo, aún no tengo respuesta.”

Es la represión, el control exquisito, la destreza única, el arte puro del socialismo.

 

 

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