Judíos del siglo XXI

Los chavistas “somos los nuevos judíos del siglo XXI, que persiguió Hitler. Así somos. No llevamos la estrella de David amarilla aquí (…) llevamos el corazón rojo de ganas de luchar y de pelear por la dignidad humana y los vamos a derrotar a estos nazis del siglo XXI, a estos fascistas”, declaró Nicolás Maduro por televisión, para sorpresa de quienes creían que ya no podría sorprender a nadie.

La verdad es que los judíos del siglo XXI viven en Israel, el Hogar Nacional Judío y cerca de dos tercios en la Diáspora, principalmente en EEUU, Canadá, Francia, Argentina, Rusia, Reino Unido, Sudáfrica y crecientemente en Australia, alcanzando recién el mismo número que existía antes de la destrucción de las comunidades judías europeas en la Shoá.

Y cada vez menos en Venezuela, donde la pequeña comunidad de alrededor de veinte mil almas se redujo a menos de la mitad durante este proceso y en Cuba, en que apenas quedan quinientos, en los países musulmanes tienden a cero y ninguno en los países árabes.

Es improbable que alguno sea chavista considerando que, sea lo que sea que se entienda por eso, si se juzga por los actos y dichos de Chávez, entonces, uno de sus rasgos esenciales es el antisemitismo visto que éste rompió relaciones con Israel maldiciéndolo y se paseaba extrañamente agarrado de manos con Mahmud Ahmadineyad, quien se propone “borrar a Israel del mapa” anunciando que esto “ocurrirá pronto”.

La segunda parte también es falsa además de vergonzosa porque en verdad el nazi-fascismo fue derrotado en 1945 sin que Venezuela disparara ni un tiro. Medina le declaró la guerra a Alemania al final, simbólicamente y pensando más en su propia supervivencia política ante el triunfo de las democracias que por hostilidad hacia el Eje, al contrario, es fácil rastrear la simpatía de los cuarteles hacia el militarismo prusiano, ni en balde su régimen sobrevivió al cese del fuego apenas un mes antes de ser derrocado por “la revolución de octubre”.

Por un lado resulta tranquilizador saber que la suerte del mundo libre no depende de países como Cuba o Venezuela que con seguridad no le aguantan ni un round a los auténticos nazi-fascistas, que en la vida real fueron derrotados por su archienemigo EEUU; por el otro, no deja de ser embarazoso imaginar qué pensaran los neonazis viendo a unos dictadores pintorescos de paisitos tropicales, donde hay monos y cocoteros, bravuconeando que van a derrotarlos, nadie sabe cómo ni con qué.

La aparente motivación de la botada de Maduro es una modalidad de manifestación de los venezolanos en el exterior que consiste en señalar a funcionarios o beneficiarios de su régimen que se encuentran en el exterior para que no pasen desapercibidos y que se ha dado en llamar “escrache”.

Esta expresión probablemente provenga del inglés “scratch”, lo que antes se decía “rayar”, esto es, exponer a alguien públicamente de manera que podría resultar incómoda o dañina para su reputación.

La conexión urdida entre estas manifestaciones con la historia judía es temeraria; pero da para fundar una escuela de interpretación socio política porque, aunque los que practican el escrache sean millones de venezolanos expatriados, basta con identificar entre ellos a un solo judío para que aquel se convierta en un factor en la guerra global contra Israel.

Es un hecho palmario que la única comunidad emplazada por el régimen a pronunciarse sobre esta práctica es la comunidad judía de Venezuela, que así lo hizo, siendo igualmente evidente que estas manifestaciones son masivas, por ejemplo, en España y ninguna comunidad española, que hay tantas, vascos, gallegos, catalanes, canarios, etcétera, ha sido emplazada a pronunciarse, no lo han hecho, ni nadie cree que deban hacerlo.

El Pueblo Elegido, llaman a los judíos; con raro humor se quejan diciendo si, de vez en cuando, no podrían elegir a otro.

JORGE RODRÍGUEZ COMO EDUCADOR

JR junior también le dedicó un programa de televisión a denunciar el incidente de su hija Lucía ocurrido tan lejos de las tribulaciones del Municipio Libertador como pueda estar el balneario Bondi Beach, en Sídney, Australia. El único interés de su exposición reside en servir de ejemplo para ilustrar la mecánica del discurso y pensamiento, si puede llamarse así, con que la izquierda global asume el antisemitismo.

Aunque el incidente involucra varias personas, JR jr se concentra en una sola, enfatizando su condición judía, Deborah Goldberg Solomovic, que expone en foto desplegada y califica como, “la agresora de Lucía, de manera paradójica y terrible hizo con mi hija lo mismo que los nazis hicieron con sus abuelos en las calles de Múnich, de Berlín, en la década de los 30, 40. Comenzaron así, a hacer lo que ella hizo con Lucía”, y luego enumera una larga serie de agravios que evidentemente su hija no ha sufrido ni podría sufrir, menos de parte de la señora DGS, hasta llegar al exterminio.

Lo que interesa destacar de esa cháchara repugnante y absurda es la inversión subrepticia y desquiciante que troca a los judíos de perseguidos en perseguidores, que los convierte en perpetradores en lugar de víctimas del Holocausto. Esta horripilante tergiversación es un tópico de la izquierda global que en todo el mundo, desde el medio oriente a la Patagonia, equipara, iguala y sustituye la Estrella de David con una esvástica, que llama al Estado de Israel “Estado-nazi”, que identifica sionismo y racismo, dice que Israel trata a los árabes como los nazis los trataron a ellos, etcétera.

Pero no se detiene, agrega que “es una persona pudiente, con dinero, sus familiares tienen mucho dinero, la mayor parte hecho aquí en Venezuela, ahora en cuentas en el exterior”; el manido tópico del judío rico, acaparador de las riquezas del mundo que, por cierto, también remachaba Chávez constantemente y del que ningún antisemita puede prescindir.

Aquí comienza a desbarrar: “abandonó Venezuela en el año 2006 (no sabe si eso fue hace diez u once años), pero se considera con el atributo de agredir personas”. Un lapsus de JR jr que asoma la idea de que quienes no abandonaron el país en 2006, lo cual es su caso, sí tienen “el atributo de agredir personas”, atributo cuya existencia ignorábamos.

Y no se detiene: “Nosotros aquí jamás mostraremos fotos de niños”, y subraya: “Jamás”. Acto seguido, exhibe una foto de niños (esto es muy raro, incluso en un psiquiatra). “Sólo que esta es la foto de DGS ‘niña’ con su mejor amiga, Lilian Tintori”, también ‘niña’. Sigue otra foto de niños con Franco Tintori ‘niño’ que es imposible saber qué tenga que ver con esto ni cómo JR jr justifica su exposición en pantalla, sin esos pudorosos parches o borrones que acostumbran los vigilantes de la LOPNA.

“No sé si podemos ver el video de la agresión” y muestra el video; pero sin audio con lo que parece una pantomima incomprensible, maniobra inútil porque cualquiera que tenga interés lo puede ver por Internet aunque no, claro, la audiencia de JR jr en VTV.

¿Qué dice el audio suprimido por JR jr?

“¿No te duele estar aquí? ¿Cómo te están pagando a ti? ¿Quién te está pagando? Lucía: ¿Dónde está Leopoldo? Llama a tu tía y que nos diga dónde está Leopoldo, ¿Ah? ¿Tienes miedo? Muy bonito, vivir en Bondi, mientras a todos los estudiantes los están matando. ¡Responde, responde! Porque por culpa de tu papá hay gente muriéndose, ¿oíste? Eso va a caer en tu conciencia, yo te entiendo; pero tienes que responder. Tienes el deber como venezolana de responder. Déjala en paz, déjala en paz.”

¿Cuál es la agresión? Agresión es acometer a alguien violentamente con la intención de matarlo, herirlo o causarle grave daño, en forma injusta y sin provocación suficiente.

Demasiado decentes fueron, porque cualquier venezolano promedio hubiera aderezado esas preguntas con varias groserías (cualquiera puede añadir las que prefiera); si hubiera sido una árabe palestina, que ellos tanto defienden, la apuñala; un colectivo, la acribilla a tiros; un policía nacional, le dispara una salva de perdigones en la cara; un guardia nacional, una bomba lacrimógena al pecho; el rinoceronte la atropella y le pasa por encima; la ballena le destroza los órganos internos con un chorro de agua a presión. Eso sí son agresiones.

Y este es el quid de la cuestión: JR jr se presenta ante los venezolanos con una pose de dignidad ofendida, de padre abnegado preocupadísimo por la felicidad, seguridad, en fin, por el futuro de su hija; pero no advierte el ultraje que esto significa para millares de hogares venezolanos devastados por las pérdidas de sus hijos, asesinados y torturados por las fuerzas públicas regulares e irregulares del régimen que él representa.

Además de los pecados capitales de tergiversación y omisión JR jr incurre en una monstruosa falta de sentido de las proporciones: las preguntas a su hija hechas por DGS, pero simbólicamente por cualquier venezolano, lo ofenden al punto de compararlas con el Holocausto; pero no dedica ni un minuto de su programa a las trescientas cincuenta mil víctimas mortales del proceso, ni a dos millones y medio de venezolanos desplazados que se manifiestan en el exterior, como no sea para insultarlos y descalificarlos.

Este es un rasgo de la personalidad psicopática que causa perplejidad en los criminólogos, la absoluta falta de empatía del criminal respecto de sus víctimas; pero está demostrado que así como el ladrón pretende que se respete su derecho a la propiedad recién adquirida, el asesino contumaz se aferra al Derecho y todas las garantías legales cuando es aprehendido, reclamando para sí aquello que niega a los demás.

JR jr y su hermana Delcy justifican sus actuaciones con que su padre JR sr fue asesinado por la policía el 25 de julio de 1976, como si los venezolanos tuvieran la culpa y ellos una deuda que cobrar indefinidamente. Dicen que fue “la derecha fascista”; pero no, fue el gobierno socialdemócrata de Carlos Andrés Pérez, adscrito a la Internacional Socialista.

Es una magnífica ironía que un gobierno de la Liga Socialista es el que más ha reprimido, torturado y asesinado en toda la historia de Venezuela.

FASCISMO Y BOLIVARIANISMO

La oposición oficial ha logrado el hecho extraordinario de que haya jóvenes en las calles luchando contra esta “dictadura fascista”. Esta situación incomprensible admite la sencilla explicación de que hay demasiados comunistas genéticos en sus filas a quienes les resulta poco confortable luchar contra el régimen si lo toman como lo que es, castro-comunista, en lugar de encubrirlo con esa cómoda fantasía.

Hay que hacer maromas intelectuales y echar mano de artificios dialécticos para demostrar lo indemostrable, aprovechando lo que el militarismo ramplón tenga en común con el fascismo mussoliniano; pero más importante es lo que no se quiere ver, su nexo filial con el régimen de Castro del que puede decirse cualquier cosa pero no dudarse que sea comunista.

Habría que advertir al Foro de Sao Paulo, del que es miembro fundador; así como revisar sus alianzas con el FSLN de Nicaragua, FMLN de El Salvador, el MAS de Bolivia, las FARC, ELN de Colombia, Tupamaros de Uruguay, con la ETA, PODEMOS, IU de España, hasta la OLP que o bien todos están muy equivocados o todos son filo fascistas.

Pero lo más crudo e importante es lo que no se quiere ver en el país: el PUSV, PCV, la Liga Socialista, PODEMOS, PRV, MEP, facciones de Bandera Roja en la que, por cierto, milita Tibisay Lucena y una larga lista de micro partidos y organizaciones armadas como el FBL, Tupamaros, La Piedrita, Alexis Vive, todos del Polo Patriótico de gobierno, pueden ser lo que sea ideológicamente pero, ¿cómo puede alguien creer que sean fascistas?

La verdad es que hay comunistas sinceros en la oposición que parecen empeñados en combatir al régimen y al mismo tiempo salvar la franquicia socialista para un futuro en que habrá un socialismo auténtico, el que ellos sueñan porque éste, el real, es una falsificación.

Exactamente como si un falangista nostálgico dijera que Franco es un dictador comunista para salvar al falangismo de la mala prensa que hoy todo el mundo le dispensa.

Así pasa con el bolivarianismo que se resiste tenazmente a salir del discurso opositor, a pesar de que los mismos idólatras de Bolívar les preguntan, incluso desde el exterior, qué puede tener esta República de “bolivariana” si Bolívar mandaba a huir del país donde uno solo detenta todos los poderes porque es un país de esclavos.

Asimismo personas espontáneas preguntan humildemente por la radio porqué llaman bolivarianas a unas bandas criminales, que están atropellando y robando al pueblo, que si eso no es mancillar el nombre de El Libertador.

Otra vez la respuesta cierta es la más sencilla: porque el bolivarianismo es un engranaje del discurso del que no pueden prescindir porque les fallaría la transmisión. Un sector de la oposición oficial está más preocupada en atraerse a los supuestos chavistas light y a cierta logia militar “bolivariana” que de ofender a los opositores radicales.

El bolivarianismo es un truco que abusivamente usó Chávez para revestir a su movimiento de una dignidad que no tiene. Eso nunca debió permitirse y debe prohibirse en el futuro, si es que quieren mantener a Bolívar como un símbolo de identidad nacional.

Desafortunadamente, la jerarquía militar que toleró las conspiraciones de Chávez, que lo dejó actuar y nunca lo detuvo cuando pudo hacerlo, les concedió ese mérito y para referirse a ellos decían “por ahí andan los bolivarianos” lo que en los cuarteles equivale más que a darles la razón, santificarlos.

Por una suerte de dialéctica histórica, quienes se empeñan en el bolivarianismo lo están desterrando del futuro como una peste de la que nadie querrá volver oír hablar; en cambio, desvinculándolo de este naufragio, quizás tenga algún lugar en el mundo por venir.

La idolatría es el primer y más grave pecado, incluso para los ateos.

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