En la primavera de 2003, el régimen tiránico imperante en Cuba desde enero de 1959, impuso a 75 opositores pacíficos, defensores de los derechos humanos y periodistas independientes, altas condenas en tenebrosas prisiones. Durante años fuimos torturados física y psicológicamente. La principal acusación contra nosotros fue ¨atentar contra la independencia nacional y la economía de Cuba¨ al ¨favorecer¨, según Fidel Castro, la Ley Helms-Burton.
En mi caso, la fiscalía comunista me pidió la pena de muerte y terminaron condenándome a 25 años de cárcel. Cumplí 8 años bajo el más criminal régimen penitenciario que haya conocido el hemisferio occidental. En esa fecha, y hasta hace apenas dos años, no estaba a favor del Embargo de Estados Unidos contra el régimen castrista y, ¡hasta me querían fusilar!, porque según la tiranía, le apoyaba.
No era partidario del Embargo estadounidense no porque pensara que fuera injusto. Al criminal se castiga, no se le facilitan las cosas. Pensaba que el Embargo no era una política inteligente debido a que mientras Estados Unidos sancionaba a la tiranía castro-comunista, Europa, Canadá, América Latina y otros, continuaban comerciando y relacionándose con tan oprobioso sistema. Poco efectivo resulta un Embargo que la mayoría desaprueba y viola.
También rechazaba el Embargo por el hecho de que a la dictadura castro-comunista no le importa en lo más mínimo el sufrimiento del pueblo. El Bloqueo a los derechos y libertades fundamentales de la persona impuesto por el régimen al pueblo es la principal causa de la miseria y el sufrimiento de millones de cubanos. Los altos funcionarios del régimen hasta el último momento disfrutarán de los mejores productos del mundo capitalista, incluyendo los de EEUU, que adquirirán violando todo lo que tengan que violar.
Durante años el régimen castrista justificó su fracaso económico y la represión contra los demócratas cubanos y el pueblo en general, con el Embargo estadounidense y la necesidad de defenderse de los supuestos ataques del poderoso vecino del norte. Pero llegó diciembre de 2014 y supimos de las conversaciones secretas entre la administración Obama y el régimen de Raúl Castro.
EEUU le tendía la mano a la más vieja y criminal dictadura de Las Américas. Barack Obama se mostraba muy dispuesto a avanzar en el restablecimiento de las relaciones y el levantamiento gradual del Embargo. Raúl Castro, en vez de dar muestras también de buena voluntad, no solo mordió con dientes de víbora de cascabel la mano que le tendían, sino que además recrudeció, envalentonado por la postura flexible de Estados Unidos y la blanda de la Unión Europea, la represión contra las Damas de Blanco, los opositores pacíficos, iglesias evangélicas y otros sectores de la sociedad.
Raúl Castro puso de manifiesto lo que muchos aseguraban: Por más que se le complazca, la tiranía no está dispuesta a dar ningún paso positivo en materia de derechos humanos y en el orden económico solo hará lo indispensable para sobrevivir. Son individuos enfermos de poder que necesitan al pueblo en la más profunda miseria para mantener el total control de la sociedad.
Por otro lado, en el ámbito internacional, el régimen castro-comunista ha continuado atentando contra la democracia y el libre mercado en naciones como Venezuela, Nicaragua, Bolivia y otras del continente. También sigue siendo un estrecho aliado de regímenes que resultan un grave peligro para la libertad y la paz mundial: Corea del Norte, Irán, Rusia y China.
Llegados a este punto, por razones éticas, resulta imposible apoyar débiles políticas que continúen favoreciendo los crímenes de la dictadura de Raúl Castro, quien sigue siendo el dueño de la nación. La Unión Europea y Canadá, en vez de criticar la actual política estadounidense, deben echar a un lado sus intereses económicos en la Mayor de Las Antillas y tomar medidas similares a la que en su momento tomaron contra el régimen sudafricano. La esclavitud y el sufrimiento del pueblo cubano resultan demasiado largos ya.
La Unión Patriótica de Cuba, la mayor organización de la oposición interna, luego de consultar a la mayoría de sus miembros, colaboradores y simpatizantes, ha decidido expresar su total apoyo a la implementación del título III de la Ley Helms-Burton y a toda política de castigo a la tiranía y de apoyo decidido a la oposición prodemocrática y al pueblo de Cuba. En nombre de la UNPACU, lo estoy expresando desde el interior de nuestra nación. Aquí estoy, dispuesto a enfrentar, por apoyar esta vez el Embargo, la pena de muerte o cien años de prisión.
La dictadura debe ser castigada por sus crímenes contra los pueblos de Cuba y Venezuela. Pero castigar por castigar, no servirá de mucho. Esperamos que toda sanción contra la dictadura vaya acompañada de efectivas medidas para ayudar al pueblo a enfrentar la miseria generalizada en que el régimen le obliga a vivir. Si no se hace política inteligente y humana, el régimen sobrevivirá con el apoyo de Rusia, China, Irán, entre otros aliados, y miles de cubanos continuarán buscando libertad y oportunidades en otras tierras de manera desesperada.
Nuestro principal objetivo es la libertad y el bienestar del pueblo cubano. Por ello luchamos y estamos dispuestos al mayor sacrificio, incluso a morir. Esperamos que el gobierno de EEUU actúe firme, inteligente y humanamente. Esperamos que la Unión Europea, Canadá y América Latina asuman posturas dignas y firmes en la defensa de los derechos de nuestro pueblo y de los demás pueblos, que como el venezolano, resultan víctimas del régimen castro-comunista.