El término oenegé, que procede de la sigla ONG (Organización no Gubernamental), se utiliza para identificar a organizaciones que no son parte de las esferas gubernamentales ni son empresas cuyo fin fundamental sea el lucro. Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), cualquier organización privada que sea independiente de la administración del gobierno puede ser llamada “ONG”, siempre y cuando no tenga fines de lucro, no sea un grupo criminal o un partido de oposición.
En Cuba existe un número de instituciones, que están vinculadas al Estado e incluso al Partido Comunista, que la dictadura clasifica como ONGs y las registra como tal, en particular cuando se realizan eventos cumbres a nivel mundial, en los que se permite la participación de este tipo de organizaciones.
Hasta el momento le ha sido admitido al régimen tal descalabro internacional, aunque alguna actividad ya haya comenzado a traer dudas entre los organizadores, si son o no ONG. Sin embargo, una vez terminado el proceso de aprobación de la nueva Constitución, estará claro para todos que es uno de los inventos virtuales de los que mal gobiernan y que se ha planteado -muchas veces- por parte de los disidentes dentro de la isla e incluso por los cubanos del exilio: “Son dependientes del Estado”.
Y es que el Artículo 14, del proyecto recoge: “El Estado socialista cubano reconoce y estimula a las organizaciones de masas y sociales, que agrupan en su seno a distintos sectores de la población, representan sus intereses específicos y los incorporan a las tareas de la edificación, consolidación y defensa de la sociedad socialista.” Lo que no deja dudas de que están vinculadas con el Estado.
Habría que recordar que la mayoría de los dirigentes de estas organizaciones pertenecen a la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), e incluso algunos forman parte de la alta dirección del Estado, el Gobierno y el Partido Comunista. Baste poner como ejemplo a Ulises Guilarte de Nacimiento, que es secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba, organización que se supone represente los intereses del gremio laboral; pero a su vez, de una forma que puede describirse como contradictoria total, tiene la dualidad de ser miembro de la ANPP y la alta nomenclatura, del Estado, el Gobierno y el Partido. ¿Cómo pueden estar representados los trabajadores por semejante personaje? O ¿es que esta es la forma que tiene la dictadura para admitir que aquí todo es lo mismo?
También está la situación de los Comités de Defensa de la Revolución, (CDR) que, siendo considerados como ONG, tienen a su cargo el Registro Poblacional, lo que los hace responsables de dar entrada a todas las personas que se mudan dentro de su área, las que se dan baja, las que fallecen, etc. Pero lo que resulta menos comprensible, si se supone no tienen relación con el Estado, es que conocen la vida de todos los que viven en la cuadra, quiénes salen y entran en las casas, qué compran, entre otras cosas; y para colmo dan referencias a los organismos estatales del comportamiento de cada ciudadano, en lo que se ha dado por llamar “verificación laboral”, lo que implica que, si no pasas por ese tamiz, no tendrás asegurado el trabajo que quieres.
Sin ningún miramiento, el programa televisivo “Tras la Huella”, con factura del Ministerio del Interior, expone ante la audiencia, la cooperación de los CDR con sus funcionarios, en particular con los llamados Jefes de Sectores, que controlan la actividad poblacional en el día a día. Ningún cubano se escapa de la mirada del CDR.
Por su parte la Federación de Mujeres Cubanas, que está representada a todo lo largo y ancho del país, no tiene programas específicos que ejerzan gran influencia con las jóvenes para que salgan de las filas de la prostitución; lo que hacen al respecto no tiene ningún peso en la sociedad. Será porque “las jineteras” son necesarias como parte de la atracción del turismo.
No se puede olvidar la Organización de Pioneros José Martí (OPJC) y lo que tienen que decir los niños, como lema, aunque los padres no quieran: “Pioneros por el comunismo ¡Seremos como el Che!”. La OPJC recluta a los niños desde primer grado hasta finalizar la Secundaria Básica, como una forma de asegurar e inculcar el comunismo en ellos; a pesar de que nadie sabe cómo es una sociedad comunista. ¿Y por qué los niños y las niñas no pueden ser como papá y mamá, sin tener que decirlo de manera constante?
Estos son algunos pequeños ejemplos de lo que en realidad sucede en el país con las mal llamadas “Organizaciones no Gubernamentales”, después de que sea aprobada la Constitución quedará en evidencia que no existen, porque al igual que el resto del país, están bajo la supremacía del Partido Comunista.
La Habana, 4 de setiembre de 2018