Los senderos del corazón

Mientras el Observatorio Cubano de Derechos Humanos solicitó el martes a la Organización de Naciones Unidas (ONU) que condene públicamente la represión del gobierno de Cuba hacia la marcha alternativa contra la homofobia y la Transfobia, celebrada en mayo pasado en La Habana, México anuncia que este verano se estrenará en la televisión abierta, en horario estelar, una telenovela que tiene como protagonistas a dos personas del mismo sexo. La obra se llama El corazón nunca se equivoca.

La petición a la ONU, suscrita por Clément Voule, relator especial para la Libertad de Reunión y Asociación, cita los numerosos casos de detenciones arbitrarias, acoso, cerco y amenazas del régimen contra los manifestantes y divulga imágenes de la actuación autoritaria y violenta de las autoridades de la Isla. Muchos cubanos ven en esa posición de los funcionarios comunistas la misma actitud implacable que llevó al exilio al escritor Reynaldo Arenas y, posteriormente, a su suicidio en Nueva York, en 1990.

En la medida que, de alguna manera y con leves variantes, se aplica la persecución de siempre en territorio cubano, en el exterior, en un país tan complejo como México, se producirá un programa que ya se graba y saldrá en los próximos meses interpretada por los actores Emilio Osorio y Joaquín Bondoni.

El corazón nunca se equivoca es la primera novela que se trasmite y es un relato gay al cien por ciento. Estará en un espacio de gran audiencia y proviene de otra teleserie, Mi marido tiene más familia, que emitió hace poco Univisión.

Una nota publicada esta semana en Miami recuerda, que el camino de los personajes homosexuales en las producciones de la televisión en español ha sido complicado y lento. Los personajes gay que incluían las telenovelas, dice una reseña de Alicia Civita, eran en su mayoría estereotipos de peluqueros, cocineros o asistentes de otros personajes. “Afortunadamente, las cosas han comenzado a cambiar.”

Es en Cuba, donde continúa como referente y figura de primer plano Reynaldo Arenas, autor, entre otros libros de Celestino antes del alba, El mundo alucinante, El palacio de las blanquísimas mofetas y La Vieja Rosa. Ahí está, en el recuerdo de quienes lo conocieron y de las nuevas generaciones de cubanos.

Pongo fin a mi vida, dice el escritor, porque no puedo seguir trabajando. Este párrafo es de su carta final: “Solo hay un responsable: Fidel Castro. Los sufrimientos del exilio, las penas del destierro, la soledad y las enfermedades que haya podido contraer seguramente no las hubiera sufrido de haber vivido libre en mi país. Al pueblo cubano tanto en el exilio como en la Isla le exhorto a que siga luchando por la libertad. Mi mensaje no es de derrota, sino de lucha y esperanza”.

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