La crisis económica endémica estructural desde hace 30 años en el país, responsabilidad del gobierno cubano, genera obstáculos dramáticos para enfrentar la epidemia en Cuba.
Las fuerzas productivas siguen sin ser liberadas y la economía sigue prisionera de la centralización y la improductividad de las empresas estatales. La actividad privada individual y cooperativa para producir bienes y servicios sigue asfixiada por política gubernamental.
Una economía en recesión por las erráticas políticas del gobierno, sigue manteniendo la escasez de alimentos, productos de aseo, inseguridad de medicamentos y la inseguridad alimentaria, a ello se suma la irregularidad en el abasto de agua por camiones cisternas a un 85% de la población, y una ausencia de sistema de recogida de basura, que empeora las condiciones higiénicas y facilita la expansión del virus.
Los datos macroeconómicos de la primitiva economía cubana auguran una situación de desastre próximo: “La agónica economía cubana ha bajado sus exportaciones en un 55% en los últimos seis años, su intercambio comercial de bienes ha disminuido un 30,68% en igual período de tiempo, y el turismo pudiera caer por debajo de la cifra de los tres millones de visitantes. Es previsible que, de agravarse el suministro de petróleo a la Isla y expandirse la epidemia del Covid-19, la economía del país pueda colapsar a finales del primer semestre del año”.
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