Elías Amor (Santiago de Las Vegas, 1958) es una voz de referencia en los medios de comunicación que buscan una explicación a la crisis continua de la economía cubana.
Graduado en Ciencias Económicas por la Universidad de Valencia (España), con un máster en Gestión Pública directiva del Instituto Nacional de Administración Pública, Amor también ha sido director de la Fundación Servicio Valenciano de Empleo (2005-2013) y director General de Formación y Cualificación Profesional de la Generalitat (1998-2005); en ambos casos, durante el gobierno del conservador Partido Popular.
Además, Amor preside el Observatorio cubano de Derechos Humanos y, en esta ocasión, accedió a responder para CiberCuba una serie de preguntas que intentan analizar a fondo la economía cubana. En su opinión, la solución a la crisis pasa por una especie de Plan Marshall que traiga la democratización del país.
Pregunta: Nunca es buen momento para que pase un huracán por Cuba. ¿Ha llegado Irma en el peor momento para los cubanos y para el Gobierno de la Isla?
Respuesta: El problema fundamental de la economía cubana ahora, a muy corto plazo, es el daño causado por el ciclón Irma. Eso es absolutamente cierto. Pero antes de que Irma pasara la economía cubana empezaba a encontrarse con una serie de dificultades que agrandan los efectos de la destrucción causada por el huracán. Estos tres efectos que se empezaron a percibir a lo largo del primer trimestre son, en primer lugar, la disminución de las entradas de petróleo procedentes de Venezuela, con al reducción de los ingresos que obtiene Cuba no sólo de la ‘venta’ de los médicos y los profesionales sino también de la reexportación de derivados del petróleo en las pequeñas islas del Caribe, que era una de las actividades con las que Cuba obtiene ingresos importantes. En segundo lugar, la disminución del poder de compra de las remesas de las familias procedentes de Estados Unidos ya que el dólar está en una situación de debilidad con respecto a otras monedas como por ejemplo el euro si los ingresos se obtienen en dólares, pero los pagos de las mercancías que Cuba necesita importar, fundamentalmente para mantener el sector turístico, se pagan en euros, lógicamente Cuba está teniendo uan pérdida de poder de compra en sus relaciones comerciales y se va a resentir mucho más todavía por esa debilidad que tiene la moneda de los Estados Unidos. Un tercer aspecto, que también es muy importante, se encuentra en la falta de financiación que tiene la economía cubana que, habiendo conseguido, como consiguió la condonación de deuda del club de París, no hace mucho tiempo, ha vuelto de nuevo a encontrarse con una dificultad para poder asumir sus compromisos de pago por la incapacidad que tiene la economía cubana para obtener ingresos, tanto en el exterior como en el interior. Digamos que estos tres factores que están motivados por el hecho de que no se quiere transformar la economía cubana hacia la libre empresa, el mercado o asentar un marco jurídico de derechos de propiedad, que garantice a los cubanos el acceso a la propiedad cubana y la creación de patrimonios y riqueza son los factores que inciden en que los destrozos y la devastación provocados por Irma vayan agrandándose mucho más con anteriores ciclones que han asolado al país.
Raúl Castro deberá dejar su cargo en febrero. ¿En qué condiciones económicas queda el país? Respuesta: Los años de Raúl Castro en el poder han supuesto un fracaso absoluto desde el punto de vista de las políticas económicas, por cuanto las expectativas que se crearon han quedado en nada. La credibilidad exterior de la economía cubana se encuentra en mínimos, y los síntomas de malestar interno ya están a flor de piel. Los grandes desequilibrios internos (déficit público) y externos (déficit comercial) de la economía se han agrandado ante la falta de políticas adecuadas para su corrección y ello ha agravado la situación estructural de falta de pagos y liquidez. Las reformas de los últimos años no han dado sus frutos ni para reducir los gastos del estado ni para reducir la dependencia de las importaciones.
Por ejemplo, el ejercicio del trabajo por cuenta propia se ha limitado a poco más de medio millón de personas, un porcentaje muy bajo con respecto a la población activa y en ocupaciones de baja productividad y muy orientadas al sector turístico y la demanda de bienes de consumo. La inversión extranjera no ha dado los resultados previstos, pese a proyectos de envergadura como el Mariel y la nueva ley tampoco ha servido para despertar el interés de los inversores. Los arrendamientos y cesiones de tierras para aumentar la producción agropecuaria se encuentran lastrados por la ausencia de mercados de distribución competitivos y eficientes, de modo que los precios de los alimentos siguen siendo altos y lo que es peor, muchos bienes escasean. Las empresas estatales continúan necesitando subsidios para mantener sus abultadas plantillas y elevada ineficiencia, mientras que se limita la capacidad de crecimiento de las cooperativas y otras formas de gestión. El poder adquisitivo de la población sigue siendo muy bajo, con salarios medios insuficientes para afrontar la compra de bienes y servicios que ya no están subsidiados por el régimen. Particularmente grave es el problema de unas pensiones de miseria en una sociedad muy envejecida.
Finalmente, turismo, ingresos por médicos y profesionales en el extranjero, y remesas de las familias del exterior son las fuentes de ingreso principales de una economía que acentúa su dependencia externa, mientras que la reducción en el suministro del petróleo venezolano y la debilidad a corto plazo del dólar, se dejarán sentir sobre el funcionamiento interno. Se puede concluir que los meses que faltan hasta febrero serán críticos para una economía que necesita reformas valientes hacia la protección de los derechos de propiedad, el mercado y la libre empresa.
-En 2016 retrocedió casi un 1% el PIB de Cuba y para este año el déficit rondará entre 12% y el 25%, según quién haga los cálculos. ¿Qué se debería hacer para corregir esta situación?
Se trata de dos factores que se encuentran relacionados entre sí. La economía de Cuba no crece lo suficiente porque el peso del estado en la economía es muy elevado, lo que arrastra el potencial de crecimiento de las escasas actividades privadas autorizadas. El bajo crecimiento del PIB viene motivado porque la economía cubana no se encuentra integrada con el resto de las economías de América Latina. La razón es que lo que vende interesa poco a otros países, o es muy caro o, lo que es peor, insuficiente para atender la demanda interna. Por el contrario, tiene que comprar prácticamente de todo en el exterior porque es más barato y de mayor calidad, es lo que pasa en el sector hotelero, por ejemplo. Para conseguir más crecimiento económico, la solución pasa por reducir el peso del estado en la economía, y simultáneamente aumentar el sector privado, garantizando el ejercicio de la libre empresa en todos los sectores. Si actualmente el estado es dueño de más del 70% de los activos de la economía cubana, ese porcentaje se debe situar, en línea con el de otros países de América Latina, en torno a un 30% y el sector privado crecer su participación hasta suponer ese 70%. Para ello se necesitan políticas económicas muy distintas a las que se establecen en los llamados “Lineamientos”.
4.- Un análisis de The Economist, decía que la doble moneda castiga a las empresas estatales que cambian el CUC a 1×1 cuando en la calle ha oscilado durante años entre los 20-25×1. ¿Por qué cree que el Gobierno cubano mantiene esta sobrevaloración del peso cubano? ¿Cree que la doble moneda afecta a la productividad, como el chiste de que la gente hace como que trabaja y el Gobierno hace como que les paga?
Conviene recordar que la doble moneda la creó el régimen castrista en pleno Período Especial para afrontar la grave crisis del peso cubano, que nadie quería usarlo ni como medio de cambio, ni reserva de valor, e incluso para fijar los precios de los bienes y servicios. En aquel momento, los cubanos se lanzaron a una poderosa dolarización de la economía que no podía ser autorizada por el régimen comunista. Por ello, la doble moneda y sus efectos negativos sobre la economía son el resultado de una decisión política y ahora más de 20 años después, no saben qué hacer con este problema, y lo que es peor, no tienen la menor intención de unificar las dos monedas.
La decisión técnica relativa a la unificación monetaria es compleja, porque una moneda es fuerte y la otra débil, y pretender unir las dos sobre la segunda, puede acarrear graves riesgos a las decisiones de los agentes económicos y la estabilidad del sistema. Por otro lado, no conviene perder de vista que con la doble moneda el régimen tiene un instrumento neutro de recaudación de divisas, sobre todo de dólares, por lo que será difícil que lo supriman, a menos a corto plazo.
La doble moneda afecta al funcionamiento de los dos sectores que aparentemente funcionan separados en la economía cubana: el que tiene acceso a las divisas y el que no. Ejerce poca influencia sobre la productividad, y sobre las variables reales de la economía. Solo si se tiene moneda fuerte se puede acceder a ciertos bienes y servicios que están fuera del alcance del poder adquisitivo de la población. Eso sí que supone desigualdades en el consumo que tienen poco que ver con el
igualitarismo comunista. Por algún sitio acabará estallando.
5.-¿Qué medidas de emergencia deberían tomarse para evitar la recesión, si es que a estas alturas se puede evitar?Es la pregunta del millón. Te refieres imagino a las medidas que a corto plazo se tienen que implementar para frenar el efecto devastador del Irma. Las dos medidas fundamentales son recurrir al ahorro interno para movilizar recursos para la reconstrucción (pero esto es imposible porque no existe ahorro, Cuba vive al día como consecuencia del efecto adverso de los déficits público y exterior) o recurrir a la financiación internacional y la capacidad para endeudarse (que es limitada porque Cuba ha agotado su crédito y el acceso a los mercados de capitales para obtener financiación por su bajo crecimiento).
Por lo tanto, sin financiación, sin recursos económicos internos y externos a corto plazo, se tiene que recurrir a la ayuda internacional a la reconstrucción, que está llegando a cuentagotas y se canaliza hacia las ONGs y entidades que se preocupan de atender a los damnificados. Por lo tanto, si la ayuda internacional es insuficiente, cabría pensar en una especie de Plan Marshall cuyo desarrollo y concreción se tiene que concretar en actuaciones por parte del gobierno que exigen claridad de ideas, básicamente que Cuba no puede seguir con un modelo como el actual y que llega el momento del gran cambio. Parece imposible, pero creo que la difícil situación actual otorga al régimen, si así quisiera, una justificación para despojarse del absurdo castrista y empezar una nueva etapa acercando a Cuba al resto del mundo y apostando por un modelo distinto. Solo así será posible la reconstrucción, la reparación de daños y la asistencia humana, lo que podría evitar la recesión que amenaza. Más que nada, una apuesta por evitar en Cuba una crisis humanitaria de graves consecuencias
5.- En Cuba hay cerca de 600.000 cuentapropistas y en agosto se cancelaron las nuevas licencias al trabajo por cuenta propia. ¿Cree que el Gobierno cubano debería levantar ese veto cuanto antes?
La única posibilidad que tiene el régimen castrista de lograr un crecimiento económico sostenible en Cuba es aumentar la actividad privada y consolidar un marco estable para el respeto a los derechos de propiedad, la actividad empresarial independiente y la generación de renta, riqueza y empleo. Como en el resto de países del mundo. El modelo económico estalinista de “guerra fría” tocó fondo, ya no tiene aliados, como ha señalado recientemente The Economist, y llegó el momento de dirigir la nave con un nuevo equipo. Por ello, limitar el número de trabajadores por cuenta propia es un grave error, que va en contra de la racionalidad económica. Hay que levantar el veto, y además, ampliar el número de actividades que se pueden desempeñar a todos los sectores de la economía, permitir la asociación de emprendedores cubanos privados con inversores extranjeros, autorizar su entrada en la distribución y logística. En suma, poner el motor en marcha cuanto antes.
6:-¿Qué le parece el sistema tributario que se aplica a los cuentapropistas en Cuba?El nacimiento del trabajo por cuenta propia, que pretendió aflorar una serie de actividades que se venían realizando en la economía sumergida, presenció el establecimiento de una normativa fiscal confiscatoria que lejos de incentivar estas actividades de pequeños emprendedores de bajo nivel de capital y escasa capacidad financiera, frenó notablemente su crecimiento en las primeras fases. Lo normal es que la política tributaria sea generosa en los primeros años de cualquier negocio para facilitar su crecimiento y consolidación.
En Cuba las autoridades, ávidas de ingresos para seguir financiando los abultados gastos sociales y dando subsidios generosos a las empresas estatales poco eficientes, recargaron con todo tipo de tributos y cargas fiscales a los trabajadores por cuenta propia. En mi opinión, para estos nuevos emprendedores existen fórmulas eficientes como un “flat tax” o impuesto cierto, que permite que obtengan beneficios superiores para que sus empresas puedan crecer. La progresividad castrista sobre las rentas obtenidas por los emprendedores privados es una grave torpeza.
7.-Tras el huracán Irma el Gobierno dijo que cobraría sólo la mitad de los impuestos a los cuentapropistas a los que se les hubiera prohibido la actividad o cuyos negocios hubieran quedado afectados por el huracán Irma. ¿Qué le parece esta medida?
Las rebajas fiscales, e incluso la exoneración de impuestos ante situaciones de crisis, es una medida correcta, pero en Cuba se ha aplicado durante un período de tiempo muy corto, por lo que sus efectos no serán muy positivos. Además, sabemos porque nos llegan noticias a diario que a los trabajadores por cuenta propia cubanos les interesan mucho más otras medidas como la autorización para importar libremente insumos del exterior que no se encuentran en la isla, que cese la represión arbitraria de los inspectores y policías, que se permita concentrar los distintos pequeños negocios para desarrollar actividades conjuntas y coordinadas en distintos sectores, etc.
Los trabajadores por cuenta propia de Cuba son un ejemplo que confirma que tras 58 años de represión comunista e intervención estatal fracasada, la libre empresa, el mercado y los derechos de propiedad son instituciones culturales bien arraigadas en la personalidad del pueblo cubano que la actuación del régimen no ha conseguido erradicar. Esas son buenas, muy buenas noticias para el futuro de Cuba.
8.-La corrupción y los sobornos están a la orden del día en muchos países desarrollados, pero también en Cuba, ¿Por qué cree que ocurre? ¿Cómo puede combatirse?
Cuanta mayor es la concentración del poder político, la duración del equipo dirigente al frente de los destinos de una nación y más controlada esté la economía como ocurre en el caso de Cuba, mayor es el índice de corrupción. Éste es el resultado que aparece en los indicadores internacionales de Transparency International, que publica cada año en sus informes los resultados de los estudios que realizan en los distintos países. Por lo tanto, para luchar contra la corrupción se requiere justo lo contrario: libertades democráticas y elecciones transparentes y plurales, gobiernos que acepten la alternancia responsable en el poder y una economía libre de empresa con derechos de propiedad y un estado limitado en su influencia e intervención. Ese es el camino y se tiene que emprender cuanto antes el recorrido en esa dirección.
9.-La situación de Venezuela podría llevar a Cuba, según The Economist, a buscar otro aliado al que agarrarse como hizo con Rusia y los países del Este. ¿Ve algún candidato en el horizonte?
Como he señalado antes, un reciente artículo en The Economist plantea esta cuestión, relativa a quién será el próximo aliado de Cuba, ya que parece que Venezuela está tocando a su fin. La utilización de aliados financieros por parte del régimen pertenece a un diseño estalinista de guerra fría de la economía que ejerció efectos muy negativos sobre las estructuras y sectores de la economía cubana, restando su capacidad competitiva a nivel mundial. La realidad es que no existen muchos países en la globalización que puedan tener interés en lo que aporta actualmente Cuba al mundo, ni a nivel ideológico, ni político, ni económico.
La revolución y sus ideales ya no interesan ni a China ni a Rusia, que aspiran a bases para organizar sus relaciones comerciales en América Latina que no supongan enfrentamientos con Estados Unidos y que frenen la asunción de riesgos. Cuba no puede ofrecer esas plataformas actualmente. El mundo global de la cuarta revolución industrial y sus tecnologías disruptivas acabarán para siempre con el régimen castrista y sus “alianzas” contra natura. La geopolítica volverá a su curso histórico. Lo veremos pronto.
10.- ¿Por qué cree que el Gobierno cubano ha priorizado la recuperación de los hoteles a la de las más de 158.000 familias que han perdido su casa durante el paso del huracán Irma por Cuba? ¿Es el turismo la solución?
Los gobiernos toman continuamente decisiones políticas. Es su función, y con ello, reflejan claramente qué es lo que les interesa realmente y cuáles son sus apuestas. Que en Cuba actualmente se prioricen los hoteles a las casas de las familias, ofrece una idea de lo despistado que está el régimen en este momento.
Es importante es tener en cuenta que el turismo no alcanzará este año los resultados que esperaban. El turismo viaja a destinos pacíficos y por desgracia, la imagen de los ciclones está aún muy cercana en la gente. Preveo que este año la temporada alta cubana no será tan alta, y los viajeros elegirán otros distintos. Pero además, desde el punto de vista económico apostar por el turismo como hace el régimen es un error. El turismo aporta a Cuba en términos de valor añadido mucho menos que a otros países. Por ejemplo, los 70 millones de turistas que viajan a España o Francia cada año consumen mayoritariamente productos y servicios fabricados en los dos países. La ganancia se queda dentro.
En Cuba, el turismo tiene que realizar compras muy notables a otros países para, incluso, alimentar a los viajeros. Los paquetes turísticos se comercializan fuera del país. La oferta interna es limitada y condicionada por el régimen. No existe un modelo turístico bien definido. La política de comercialización en los mercados de origen es deficiente. El turismo en Cuba es mucho menos importante que las viviendas de las familias. Más aún en situaciones como la actual.
11.- Pequeños estados se convierten en paraísos fiscales y consiguen levantar su economía (Gibraltar, Andorra…) ¿Podría Cuba hacer lo mismo?
Por supuesto que sí, pero tendrá que producirse un giro de 180º en el modelo político, institucional, jurídico y económico actual. Por ejemplo, la ley de inversión extranjera concede notables beneficios fiscales a los inversores internacionales, pero subsiste un problema: en Cuba el régimen retiene el 51% de los proyectos, la acción de oro, la capacidad de decisión. Los activos nunca serán de los inversores, solo se les facilita la gestión. Además, la inversión extranjera se dirige a países en los que existe financiación de la contraparte para apoyar el proyecto, existen mercados internos de consumo y personal cualificado para trabajar. Por desgracia en Cuba solo se observa lo último, y en muchos casos, las empresas se quejan de los trabajadores enviados por esa agencia estatal encargada del suministro de profesionales a los inversores extranjeros. En suma, un fracaso. La pregunta es ¿cómo puede atraer inversión extranjera un país con este modelo? Si Cuba quiere ser un paraíso fiscal tiene que poner en valor toda su economía a nivel mundial, reformar la constitución, las instituciones jurídicas y económicas y definir un nuevo espacio político electoral democrático y plural. Sin eso, no llegarán a ningún sitio.
12.-Cuba importa casi el 80% de los alimentos que consume. ¿Cómo se explica que una isla tan fértil no produzca ni para autoabastecerse?
Las nacionalizaciones y confiscaciones de la agricultura cubana a comienzos del proceso revolucionario paralizaron la producción agropecuaria de una nación que en los años 50 se autoabastecía y además exportaba numerosos renglones al exterior. El guajiro que sabe que la tierra que explota nunca será suya tiene pocos incentivos para dedicar esfuerzos. La aparcería, el trabajador esclavo controlado por el estado, es la peor opción para conseguir que la producción agropecuaria crezca.
La tierra debe estar en manos privadas, no por medio de arrendamientos o cesiones y entregas, sino creando un mercado activo de oferta y demanda de tierras que permita a los productores determinar con absoluta libertad el tamaño de sus explotaciones en búsqueda de la escala eficiente, qué productos cosechar, a qué precios venderlos y en qué cantidad y calidad. Se debe contar con mercados de distribución y logística privados, mercados de suministro de equipamientos, abonos y fertilizantes.
La libertad económica en la agricultura, combinada con derechos de propiedad privada, es la receta que puede sacar a la fértil agricultura cubana del marasmo estatal intervencionista. Pienso que el sector agropecuario, bien dirigido con estas medidas, podría ser un importante motor para la recuperación de la economía cubana, sin olvidar el papel a desempeñar por la agricultura cañera, que tiene grandes posibilidades de desarrollo con este nuevo modelo.
*Tomado de CiberCuba