El resplandor de la décima

La gente de Ovas, Imías, Remate de Guanes, Palmira, Chambas, Consolación del Sur, Banao, Chivirico, Guasimal, en general los hombres y mujeres de cualquier zona de tierra adentro o del Vedado y Miramar que aman la música campesina y viven en Miami, podrán tener la nostalgia congénita del exilio y la lejanía, pero en el sur de La Florida tendrán también en vivo para sus recuerdos la banda sonora del punto cubano.

Así es, porque al territorio de Estados Unidos que le ha dado acogida a los habitantes de la isla que han tenido que salir de su país, llegó también el fulgor y la temperatura de su cultura, de toda su cultura, incluida la que nació, vivió y prosperó en el campo puro, en los sitios de las casas aisladas, los bateyes y los caseríos de los guajiros cubanos.

En Miami funciona una decena de tertulias campesinas donde reúnen poetas improvisadores y le cantan a Cuba o a su nueva realidad, hacen controversias, vuelven a las tonadas que dominan las diferentes regiones de su país y no dejan de tocar dos de los temas recurrentes y eternos del repentismo: el amor y el humor.

Ni la distancia, ni la presencia de otros elementos culturales, pueden aniquilar la pasión que va en los seres humanos como una sombra o un resplandor, una huella que tiene el sonido y la marca del sentimiento y la emoción.

Algunos de esos artistas han publicado en la Florida libros de décimas. Y todos están en disposición de amenizar celebraciones particulares como cumpleaños, bodas o fiestas de amigos que disfrutan la música de la guitarra, el tres y laúd.

El canal de televisión América TV trasmite cada sábado en la noche un programa de una hora llamado Clave guajira en el que trabajan reconocidos improvisadores como Manuel Soriano, Juan Antonio Díaz y Asael Díaz (Candelita). En ese espacio aparecen también el son montuno y otros géneros populares en el campo isleño, así como artistas invitados de Puerto Rico.

Ni la distancia, ni la presencia de otros elementos culturales, pueden aniquilar la pasión que va en los seres humanos como una sombra o un resplandor, una huella que tiene el sonido y la marca del sentimiento y la emoción.

Me parece oportuno recordar que hay una pieza que, según los especialistas, José Martí improvisó cuando, en una reunión en Tampa de los clubes revolucionarios, alguien propuso un brindis por la independencia de Cuba con manzanilla. El poeta habanero levantó su copa y dijo: “Para un cubano es mancilla/ a falta de inteligencia/ brindar por la independencia / con vino de manzanilla. /Manzanilla es de Castilla/ Castilla es tierra de España/ la que nos oprime y daña/ con infinita crueldad…/brindo por la libertad/ con aguardiente de caña.”

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