Cuba, reserva exclusiva para ir al pasado

El sistema de panfletos que sirve a la dictadura cubana ha asumido la crisis que viven hoy las relaciones entre el gobierno castrista y Estados Unidos por los llamados ataques acústicos a 22 diplomáticos norteamericanos como si su larga experiencia en la manipulación de la realidad pudiera también cumplir un viejo sueño de la humanidad y darle marcha atrás al tiempo.

Los asuntos relacionados con la agresión a los estadounidenses que trabajaban en la misión de EEUU en La Habana se manejan ahora con la misma visión primitiva y excluyente que se impuso en la década del sesenta después que los nuevos jefes se apoderaron de todos los medios de prensa. Así es que cada línea que se publica y cada opinión que se difunde se han escrito con la tinta impuesta y aprobada por los propagandistas del partido comunista.

De acuerdo al mural de folletos estatales, los episodios que denuncia Norteamérica son falsos, nunca existieron, como tampoco existen, porque no hay para ellos ni un mínimo espacio, ninguno de los integrantes de las cinco familias canadienses que cumplían misión en su embajada en Cuba y que resultaron afectados por el todavía misterioso asalto sónico.

Los escribidores y sus patrones parece que han olvidado de pronto la existencia de Internet y el hecho de que ya no pueden controlar con la misma perfección que antes el flujo de las líneas telefónicas ni las señales de la radio internacional. En realidad, es que nunca les ha importado la verdad porque la tarea que les corresponde es imponer el criterio de la élite tal y como indican los manuales para la preservar y proteger el poder.

Fieles a las orientaciones elucubradas en los sótanos de las alturas, la idea es culpar al imperio de cerrar sus puertas a los grandes sectores de cubanos que quieren ir a visitar a un familiar en Estados Unidos o que han decidido irse definitivamente a residir al país vecino. Mientras que los inocentes y justos gobernantes cubanos se muestran perplejos o azorados ante el duro gesto de la administración de Donald Trump.

 Esa es la historia oficial. Algunos cubanos se la creen. Otros harán como que se la creen y seguirán callados con sus reconcomios y angustias porque las palizas y la cárcel están en el mismo rango que la manipulación en las esencias del socialismo. Los panfletos, ya se sabe, no pueden hacer que vuelva el tiempo pasado, pero pueden retardar la libertad.
Publicado en elnuevoherald.com

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