El gobierno de España finalmente ha decidido que los Reyes Felipe VI y Letizia visiten Cuba por los 500 años de la fundación de La Habana.
Lamentamos esta decisión porque pasa por alto la violación sistemática de los derechos y las libertades de los cubanos. La situación represiva en Cuba ha empeorado este año, como demuestran todos los informes del Observatorio, y el Gobierno ni siquiera da signos de que en breve comenzará las reformas políticas y económicas que el país necesita con urgencia.
Una evidencia de la realidad represiva es que, mientras el ministro Josep Borrell permanecía en La Habana reunido con los personeros del régimen cubano, eran detenidos de manera arbitraria o amenazados destacados activistas y líderes opositores de la isla.
Los Reyes no irán a Cuba para respaldar un proceso de transición hacia la democracia, pues éste no existe. No conversarán con un «Adolfo Suárez» cubano, sino con quienes se han definido como la «continuidad».
Esta visita real no envía un mensaje de optimismo y solidaridad hacia el pueblo cubano sino que representa un espaldarazo al régimen que condena a la miseria y deja sin futuro a millones de cubanos. Además, ignora el tutelaje y la injerencia de ese gobierno en la situación venezolana, que tanto sufrimiento y muerte ha provocado a ese país. Es un contrasentido decir que se rechaza la situación venezolana y a la vez premiar a sus principales valedores en La Habana con la visita de Sus Majestades.
Quienes tenemos por ejemplo y valoramos el papel de la Corona en la transición española, no deseamos verle en esta comprometida e innecesaria situación.